¿Qué nos conviene más: un calentador de gas o un termo eléctrico? Si te estás preguntando cuál es la mejor opción para obtener agua caliente en casa, la respuesta es fácil: depende del uso que vayas a darle. A medida que el agua caliente se va usando, va entrando agua fría en el depósito y la resistencia se pone de nuevo en marcha. Y según el tipo de suministro que tengamos en la vivienda, tendremos que instalar un termo eléctrico, de gas o que funcione con alguna otra fuente de energía.
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Además, este calentador con la última tecnología cuenta con Wifi ready por lo que se puede controlar mediante tus dispositivos móviles. Pero en otras circunstancias, o tratándose de una vivienda unifamiliar, es necesario contar con un termo individual para tener agua caliente en casa. En su defecto, los que se conocen como termo de gas, serán calentadores de agua o acumuladores por gas que se conectan a una caldera o, directamente, a la toma de gas. Sabiendo que los calentadores son capaces de producir entre 5 y 20 litros de agua caliente por minuto, considera dependiendo de los que seáis en casa, cuántos litros de agua podrías gastar. Un punto a tomar en cuenta es la ubicación geográfica, y si es un calentador a gas, la distancia entre la instalación y la ubicación del calentador. Cuando el agua caliente se va utilizando, va entrando agua fría en el deposito y la resistencia se pone de nuevo en marcha.
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También la capacidad en litros del calentador y la potencia son aspectos a tener en cuenta a la hora de decantarse por un calentador u otro. La cuestión es: ¿cuál es el sistema más eficiente y económico para disponer de ACS o Agua Caliente Sanitaria? En esta comparativa vamos a hablarte de dos de las soluciones más empleadas: intentaremos despejar tus dudas a la hora de elegir entre un calentador de gas o un termo eléctrico. Como muestran los cálculos, se necesita una potencia de aproximadamente 2,1 kW para calentar un litro de agua a una temperatura que oscila alrededor de los 40 grados centígrados. Y es que también debemos tener en cuenta el coste de las facturas asociadas a cada uno de estos dispositivos. Una vez se ha alcanzado la temperatura adecuada, el dispositivo mantiene el agua caliente hasta que deseemos utilizarla. Como consecuencia, se generan una serie de gases que pueden suponer un riesgo para la salud de los habitantes de la vivienda si no se realiza un adecuado mantenimiento del sistema.